Crema de auyama (crema de calabaza)

Hay recetas que no fallan. La crema de auyama es una de esas que te arropa el alma, especialmente cuando el día amanece nublado, con lluvia o con una gripe que no se quiere ir. Pero seamos honestos: yo me antojo hasta con el sol picando. Lo bueno es que esta crema no discrimina estaciones ni estados de ánimo. Es simple, sabrosa, y te hace sentir que te estás cuidando (aunque solo sepas freír un huevo).
Lo mejor de esta receta es que no necesita mucha cosa para brillar. Con unos cuantos ingredientes que probablemente ya tienes en casa puedes montar un caldito que te abrace en menos de 30 minutos. Y si tienes leche evaporada o crema de leche en la nevera, úsala. Te lo va a agradecer.
Ingredientes:
2 cebollas amarillas, picadas en cuartos
8-10 dientes de ajo, majados
1 cda de romero o tomillo fresco, picado
2 lb de auyama, picada en trozos de 1-2”
4 tazas de caldo de pollo
1/2 taza de leche evaporada o 1/2 taza de crema de leche
Aceite de oliva
Sal
Pimienta
Queso parmesano, para servir
Pancito, para acompañar
Preparación:
En una olla grande, calienta un chorrito de aceite de oliva y agrega 2 cebollas amarillas picadas en cuartos, 8 a 10 dientes de ajo majados, 1 cucharada de romero o tomillo fresco picado y 2 libras de auyama cortada en trozos de 1 a 2 pulgadas. Sofríe todo por 5 a 7 minutos, meneando ocasionalmente, hasta que la auyama comience a caramelizarse ligeramente.
Agrega 4 tazas de caldo de pollo y con una cuchara de madera raspa el fondo de la olla para incorporar todo el sabor. Cuando el líquido comience a hervir, baja el fuego, tapa y deja cocinar por 20 minutos, o hasta que la auyama esté suave.
Licúa la mezcla en una licuadora o usa una batidora de inmersión directamente en la olla hasta lograr una textura cremosa. Añade 1/2 taza de leche evaporada o, si prefieres, 1/2 taza de crema de leche. Mezcla bien y ajusta con sal y pimienta al gusto.
Sirve caliente con queso parmesano por encima y un buen pancito al lado. Y si se te ocurre agregarle algo más, confía en ti. Eso también es medir con el corazón.